Estas son nuestras razones:

En la Associació Veïnal “La Victòria” pretendemos ser la voz de las vecinas y los vecinos para estimular una mayor participación ciudadana, impulsar y favorecer la construcción de tejido social sólido, comprometido y dinámico, potenciar la existencia de canales efectivos para la información y comunicación y abordar la comprensión de la ciudad desde una perspectiva global e integrada, abierta y plural. La asociación tiene como fin último ejercer y defender los intereses y derechos vecinales.

25 diciembre 2015

Etiquetado deficiente



Si alguien lee en un cartel sobre un árbol que estará expuesto a fósforo, azufre e imidacloprid, seguramente no entenderá los efectos que dichos agentes químicos pueden causar sobre el organismo a corto o tal vez a largo plazo. Por otra parte en el mismo plano se puede ver la conocida cruz de San Andrés, uno de los símbolos que más fácilmente se han asociado con el peligro y la frase “No procede plazo de seguridad”, ambas cosas juntas resulta algo confuso. Si alguien tratara de ponerse en contacto con los responsables de la información, esto no es posible porque no se indica.



Pero cuando uno pasea al perro y este se roza con las hierbas del jardín; o cuando los niños pequeños toman alguna rama u hoja impregnándose de lo que tenga, más tarde vamos a casa, lo compartimos con toda la familia y casi sin darnos cuenta ese hecho puede afectar a nuestra salud.  Si pensamos que podemos dar entrada en nuestra casa a un biocida o a un pesticida, la cosa no tiene ninguna gracia.



El etiquetado de las zonas de fumigación que supuestamente realiza el Ayuntamiento puede inducir a error, por lo que es susceptible de mejora y se deben hacer esfuerzos para ello.



La información de la que dispone el ciudadano es escasa, incompleta y difícilmente utilizable. Se ofrece en un folio, susceptible de ser ilegible en breve si le da el sol o si se moja porque llueve. En el cartel que se exhibe indica los productos que se están utilizando, para qué los está empleando, las sustancias incluidas de forma porcentual, si la aplicación exige o no plazo de seguridad y la fecha en que se realiza la aplicación. Por lo menos debería haberse incluido información que alertase al ciudadano, por ejemplo si el producto al tocarlo irritará la piel, si es inflamable, si es dañino por ingestión o inhalación, si se debe evitar el contacto con los ojos, la piel o la ropa… información que nos pueda ser realmente útil.  El resultado que se puede dar es que la ciudadanía que pasea, que puede llevar niños o animales de compañía no conozca a qué riesgo puede estar sometido, ni cómo defenderse del mismo.



En mi opinión la información mínima que se debe de dar es:

-        Identificación del producto.

-        Sustancias peligrosas que componen la mezcla.

-        Cantidad de cada sustancia o lo que es lo mismo masa por volumen.

-        Palabras de advertencia del peligro que supone.

-        Pictogramas de peligro.

-        Identificación del peligro

-        Consejos de prudencia e identificador del proveedor.

-        Información de contacto con la empresa que aplica el tratamiento.



De forma clara, legible e indeleble.



Se trata de que se pueda realizar una valoración del riesgo sin necesidad de acudir a costosos estudios y mediciones de las sustancias presentes en los lugares. Basta con conocer algunos datos como las cantidades de uso, las propiedades peligrosas y los tiempos de exposición para valorar el riesgo. Pensemos en personas con sensibilidad química múltiple, niños, personas mayores, mujeres embarazadas o personas con afectaciones pulmonares podrían verse afectadas con algún tipo de aplicación, por lo que el aviso previamente a la ciudadanía es muy importante para paliar posibles efectos adversos en la salud.



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