En la actualidad, una de las preocupaciones de la Asociación de vecinos es el diseño y la implementación de la movilidad tanto en la ciudad compacta como en la dispersa. Uno de los aspectos que se están reforzando, por parte del Ayuntamiento, son la eliminación de semáforos mediante la construcción de rotondas, abriéndose un amplio abanico de desafíos relacionados con la calidad de vida y la dimensión social del transporte. Por otra parte, pensamos que los sistemas de información de que dispone el Ayuntamiento no siempre son suficientes para captar los problemas y necesidades de los ciudadanos, y no puede identificar todas las tensiones que se generan en la población. Un caso particular de estas sería la que provoca la prevalencia del automovil sobre el transporte de carga, transporte de viajeros, ciclistas y peatones con el diseño actual de las rotondas .
Se supone que los políticos debieran dar participación a los ciudadanos en los aspectos que les afectan y es de suponer que quien diseña una rotonda asume que, en las salidas de esta, los pasos de peatones que se dispongan cuentan, desde la fase de diseño, con prioridad respecto a los otros modos de transporte. Es decir, que el coche debe verse perjudicado respecto a los peatones en estos puntos y el paso de peatones ha de estar en el trazado de su paso natural. La falsa prioridad-seguridad del peatón la dan retranqueado el paso de cebra, en algunos casos hasta cincuenta metros, para que los coches no obstruyan la rotonda y puedan seguir circulando por ella; o porque temen que a un coche, con la prohibición de circular a la velocidad de 30 km/h, no le dé tiempo a frenar. Esto que parece una falta imperdonable de sensibilidad hacia el ciudadano, cuando realmente es la falta de sentido común lo que permite que las cosas continúen sin mucho sentido rotonda tras rotonda.
Si algo debe tener a su favor ser peatón es la facilidad para discurrir por la ciudad y que su camino transcurra por las zonas de paso que menos esfuerzo le exijan. En esto consiste el sentido común en movilidad peatonal. Pero hay cosas que no se entienden, como el criterio de permitir que quepan uno o varios coches entre la rotonda y el paso de peatones por la "seguridad de los peatones", ¿Por qué en unas rotondas y en unos pasos de cebra es así y en otros no? Es un misterio. ¿Qué seguridad es esta cuando los vehículos no deben circular a una velocidad mayor de 30 km/h y a esta velocidad pueden frenar sobradamente?.
Tenemos muchos ejemplos en los que el peatón se tiene que desviar cinco o diez metros de su trayectoria natural en una rotonda, por ejemplo: La rotonda de la escuela de aprendices en la que en todos los pasos de cebra el peatón debe prolongar su camino natural, el ejemplo de la rotonda de unión de la Calle Churruca, Periodista Azzati y Alcalá Galiano; en este punto debemos desplazarnos treinta metros de ida hasta la Calle Daoíz y otros treinta metros de vuelta para poder continuar por la calle Churruca o Alcalá Galiano. Existen otros que aunque lo expliquen no se entiende, como es el cruce Carrer Sants de la Pedra, Carrer Diana y Carrer Cronista Bru i Vidal en donde el paso desde el puente del lado norte de Sagunto hasta la Glorieta se ha de realizar por el paso de cebra que se encuentra más allá de la calle Carrer General Canino o por el situado en el cruce con la Calle Faura, cuando la traza natural del peatón es cruzar la rotonda directamente desde el puente a la acera Carrer Cronista Bru i Vidal, este ejemplo es paradigma de como se puede ningunear al peatón favoreciendo absolutamente automovil. Tambien tenemos ejemplos en los que están colocados de manera razonable, como el cruce de Avenida Hispanidad, Avinguda del Maestrat y Avinguda de la Ribera.
Tenemos muchos ejemplos en los que el peatón se tiene que desviar cinco o diez metros de su trayectoria natural en una rotonda, por ejemplo: La rotonda de la escuela de aprendices en la que en todos los pasos de cebra el peatón debe prolongar su camino natural, el ejemplo de la rotonda de unión de la Calle Churruca, Periodista Azzati y Alcalá Galiano; en este punto debemos desplazarnos treinta metros de ida hasta la Calle Daoíz y otros treinta metros de vuelta para poder continuar por la calle Churruca o Alcalá Galiano. Existen otros que aunque lo expliquen no se entiende, como es el cruce Carrer Sants de la Pedra, Carrer Diana y Carrer Cronista Bru i Vidal en donde el paso desde el puente del lado norte de Sagunto hasta la Glorieta se ha de realizar por el paso de cebra que se encuentra más allá de la calle Carrer General Canino o por el situado en el cruce con la Calle Faura, cuando la traza natural del peatón es cruzar la rotonda directamente desde el puente a la acera Carrer Cronista Bru i Vidal, este ejemplo es paradigma de como se puede ningunear al peatón favoreciendo absolutamente automovil. Tambien tenemos ejemplos en los que están colocados de manera razonable, como el cruce de Avenida Hispanidad, Avinguda del Maestrat y Avinguda de la Ribera.
Esto, lo que parece indicar, es que el criterio es que “No hay criterio” a la hora de colocar los pasos de cebra en las rotondas; o en todo caso que el criterio es dar prevalencia a la fluidez del tráfico rodado, facilitar que los vehículos circulen con más continuidad e inducir a que circulen a mayor velocidad. La prevalencia natural de peatones sobre los modos de desplazamientos motorizados no existe.
Estas decisiones de diseño de pasos de cebra no pueden ser ajenas a los principios universales de prevalencia en movilidad, que al no cumplirse comprometen los objetivos que se persiguen, como el de una ciudad accesible fomentando el aumento del número de peatones y de vehículos no motorizados en condiciones de inseguridad. Además estos principios están estrechamente relacionados los unos con los otros, de manera que la violación de uno de ellos fácilmente incurre en el no cumplimiento del resto.
Existen otras formas de planificar la ciudad: con la participación de los ciudadanos.