Aqui falta un arbol

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En muchos pueblos, especialmente aquellos que han experimentado un crecimiento desordenado o una falta de planificación urbana, se observa una problemática creciente: alcorques vacíos, lugares donde antes hubo árboles y hoy sólo quedan huecos sin vida. Esta situación refleja la actitud negligente del ayuntamiento, que, a pesar de los beneficios claros de la vegetación urbana, no repone los árboles que se pierden con el tiempo. La ausencia de estos árboles no solo empobrece el paisaje urbano, sino que también agrava las condiciones climáticas locales.

En un pueblo donde las temperaturas aumentan cada vez más debido al cambio climático, la falta de zonas verdes cercanas a los barrios empeora la calidad de vida de los residentes. Los árboles no solo proporcionan sombra y frescor, sino que también juegan un papel crucial en la absorción de dióxido de carbono y en la mejora del aire. Al no contar con áreas verdes, los vecinos sufren el calor extremo, lo que afecta especialmente a las personas vulnerables, como los niños y los ancianos.

La falta de acción en la reposición de árboles y la creación de espacios verdes es, además, una barrera para la lucha contra el cambio climático. Los alcorques vacíos son una oportunidad perdida para mitigar el aumento de las temperaturas urbanas y mejorar la resiliencia de la comunidad ante fenómenos climáticos extremos. La Asociación Vecinal La victoria solicita un plan adecuado para reforestar y ampliar las zonas verdes, el municipio no solo pierde calidad de vida, sino que también contribuye negativamente al agravamiento del calentamiento global.

Zonas de bajas emisiones: un paso necesario hacia ciudades más limpias y sostenibles

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Una ZBE es un área urbana en la que se restringe el acceso a los vehículos más contaminantes, normalmente según su tecnología, antigüedad o tipo de combustible. El objetivo principal suele ser mejorar la calidad del aire local (reduciendo contaminantes como NO₂ o partículas PM), pero también tiene efectos positivos sobre las emisiones de GEI, especialmente de CO₂.

La razón por la que se realizan estas zonas es por la reducción gases de combustión contaminantes. En primer lugar, porque se prevé que circulen menos vehículos contaminantes y por tanto habrá menos CO₂ en esas zonas al limitar el acceso a vehículos con motores de combustión interna y promover el uso de vehículos eléctricos y vehículos sostenibles. La creación de estas zonas propicia una mejora sustancial en el transporte público, con mejores diseños de los recorridos más eficientes, con más frecuencias, mas cómodos, más baratos, etc. y una mejora en las infraestructuras peatonales y ciclistas. Lo que supone convencer a las personas conductoras para que dejen el coche en casa y se muevan de otra manera más sostenible. Estas zonas conllevan restricciones de circulación para impulsar a los ciudadanos y empresas a renovar sus flotas de vehículos por otros más eficientes.

Esto requiere una ZBE bien diseñada, es decir que cubra notablemente los objetivos climáticos urbanos según las exigencias europeas. Para ello es necesario que tenga una superficie amplia y no únicamente los centros históricos, deben de aplicarse de forma progresiva y con controles eficaces, combinarla con transporte público accesible, eficaz y limpio. Todo esto precedido de campañas de información y ayudas la transición como por ejemplo subvenciones para bicicletas eléctricas o bonos de transporte.

Una zona de bajas emisiones bien diseñada no solo mejora la calidad del aire, sino que también reduce significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero, al disminuir el uso de combustibles fósiles, fomentar modos de transporte sostenibles y acelerar la transición hacia una movilidad urbana más limpia, da calidad de vida.

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