En lo que llevamos de año es rara la semana que no se produce la
muerte de una mujer a manos de su pareja, expareja, chulo o cualquier otro
calificativo del maldito cobarde que la provoca. Malditos cobardes que camuflan
su debilidad y miedo en ese acto de desesperación, que confunden con
chulería, al no ser capaces de entender y superar su situación sin sentir
que dominan a alguien. Malditos cobardes, enfermos mentales incapaces de sentir
la vida ajena ni propia. Malditos cobardes todos los que facilitamos con
nuestros silencios cómplices que se siga dando esta situación. Malditas y
cobardes instituciones (gobiernos de todos los niveles, iglesias de todo
credo, empresas y mercados de todo tipo) que mantienen y alientan las
diferencias de consideración y derechos entre hombres y mujeres. Maldita
sociedad cobarde y enferma que alberga en su seno esta barbarie casi sin
pestañear como si fuese un ritual que debe cumplirse inexorablemente. La
redención pasa por "volvernos locos y locas" todos y cada una en todo
tipo de acciones positivas para no consentir que esto siga pasando.
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